Un aparente desarreglo del tiempo, esa eterna fuente de misterios, hizo una apuesta fuerte en la localidad de Catania, Italia, y volvió a jugar con la imaginación humana.
Desde hace tres semanas, los sicilianos se han sentido dentro de un vórtex del espacio-tiempo: como si hubiesen sido poseídos por un mágico torbellino invisible, los números de las pantallas de sus relojes digitales, telefonía móvil, computadores y hornos de microondas aceleraron sin que nadie, hasta hace poco, acertara a dar una explicación satisfactoria. Todos los días, los relojes digitales dieron un salto de entre 15 minutos y 20 minutos y nadie, durante largo tiempo, supo por qué. Ya empezaron a aparecer respuestas. Pero si alguien cree que en el sur de Sicilia no reinó un clima de histeria colectiva es porque la región se ha acostumbrado a enigmas extraordinarios.
Las redes sociales, el nuevo boca a boca, conectaron cada experiencia en una misma problemática y la región supo enseguida que el fenómeno era masivo. Curiosamente, los viejos y nobles relojes analógicos zafaron de la peste electrónica.
Los primeros expertos analizaron la tenebrosa amenaza eléctrica por medio de la fuente más falible de todas, pero sin duda la más a mano para darse una idea: los testimonios de los usuarios de Facebook, los oyentes que llamaban a programas radiales y los noticieros televisivos. El público llamó la atención y puso el fuelle sobre el misterio. Como entre las tecnologías afectadas había hornos a microondas, radios y celulares, eso llevó a algunos a pensar en un curioso mal de origen electromagnético. Así, la cátedra de electrotecnia de la Universidad de Catania atribuyó el trastorno a las "emisiones electromagnéticas del volcán Etna", que entró en erupción el 12 mayo. La hipótesis, formulada vagamente, alimentó el clásico espiral de pánico social.
Pero esta vez era la aceleración del tiempo —y no la aparición de ovnis, ganado mutilado o animales furtivos en la oscuridad— el factor causante de la histeria. Se habló tan rápido de tormentas solares, operaciones militares clandestinas en la vecina Libia como de ataques psicotrónicos estilo "Fringe", la serie de J.J. Abrams cuyas reverberaciones dieron un susto el día que el suelo de Guatemala comenzó a tragar gente y edificios.
Al cabo de los días, la incógnita entró en tiempo de descuento. Y las fábulas paracientíficas, los síndromes psíquicos y las ficciones políticas parecen haber llegado su fin. La primera campanada la dieron dos expertos en informática, Andrea De Luca y Francesco Nicosia, empleados en la Empresa Multinacional de Semiconductores STMicroelectronics. Ellos comenzaron a sospechar que el origen de todo estaba en los aumentos extemporáneos de energía eléctrica debido a tareas de mantenimiento del cableado submarino que une Sicilia con el continente.
Luego llegaron las primeras confirmaciones. Para realizar este trabajo, Catania fue desconectada de la red de suministro eléctrico nacional, siendo abastecida mediante sistemas de energía hidroeléctrica, que son estables, y fuentes renovables, como las fotovoltaicas, que lo son menos. "Esta inconstancia puede generar cambios pequeños de frecuencia", explicó Emanuele Dilettoso, experto del Departamento de Energía Eléctrica de la Universidad de Catania. En sencillo, Sicilia produce más energía de la que consume y esto no supuso un problema de abastecimiento, aunque sí una desestabilización de las frecuencias de la corriente alterna. La red eléctrica en Catania osciló entre 50 y 50,13 Herz, una diferencia suficiente para acelerar el temporizador de los electrodomésticos. "Con toda probabilidad —continuó Dilettoso— un fallo ha modificado ligeramente la precisión de los relojes", cuando el aparato conectado no se adecua a esa frecuencia.
"El fenómeno no es nuevo —expuso por su parte Rosario Lanzafame, profesor de Maquinaria y Sistemas de Alimentación en la Universidad de Catania. "Pero (el fenómeno) se ha observado y generalizado debido a la red social y las estaciones privadas de televisión, que magnificaron el incidente. Pero esto no es un misterio. Era un problema de aislamiento de la red, que ya está resuelto y no es grave", concluyó.
Los miembros locales del Comité Italiano para el Control de las Afirmaciones Paranormales (CICAP) han comparado este "raudo misterio nacional" con el sucedido en febrero de 2004 en el vecino pueblo de Caronia, provincia de Messina, donde varios pobladores denunciaron que televisores y heladeras eléctricas "se incendiaron espontáneamente". Se tejieron miles de conjeturas, desde los complots ufológico-militares, alentadas por Roberto Pinotti, presidente del Centro Ufológico Nacional, hasta edificios poseídos por fuerzas satánicas, interpretación a cargo del famoso padre exorcista Gabriele Amorth.
Por esta razón, los investigadores del CICAP se hacen pocas ilusiones cada vez que intervienen grupos de Protección Civil. En 2004, el coordinador local, Francesco Mantegna Venerando, convocó a cuatro docentes universitarios, un número no precisado de investigadores y la participación de un Ministerio, dos armas del Ejército, organizó una imponente (y costosa) vigilia de reconocimiento por aire, tierra y mar. "Todo lo cual —escribe el especialista Marco Morocutti— llevó a desplegar nada menos que once campañas de relevamiento y medición. ¿Para descubrir qué? Por el momento nadie sabe nada".
En aquella ocasión también se postuló la posibilidad de que el fenómeno se debiera a "radiaciones magnéticas" del Etna. Una hipótesis que en su día fue excluida por Joseph Mastrolorenzi, vulcanólogo del Observatorio del Vesubio. Rechazó la idea a falta de antecedentes de cosa similar y porque nadie ha provisto evidencias de que los incendios se relacionaran con fenómenos geológicos. Más bien lo contrario. El único trozo de material quemado fue analizado por el propio Morocutti. El investigador del CICAP concluyó que "ninguno de los equipos eléctricos ardió a causa de corrientes eléctricas". Sólo notó partes quemadas en el exterior "como si le hubieran aplicado una llama", una observación que clavó los frenos de aterrizaje de emergencia al misterio.
Las más alocadas percepciones del tiempo son como nuestros sueños, una aleación dócil de malear. Desde los viajes de Herbert Wells en la máquina del tiempo, los saltos cuánticos de series como "Fringe" o "Lost", que han abordado el tema desde la imaginación más radical, no hay que esforzarse demasiado para que algunos crean que las modernas distorsiones temporales son posibles.
Con todo, las exploraciones en el tiempo parecían tener más futuro en 1964, cuando el padre benedictino Pellegrino Ernetti anunció la invención del Cronovisor, un artilugio para fotografiar el pasado, diseñado en los años 50 por el Vaticano y que inspiró al escritor español Javier Sierra para encontrar el personaje capaz de cerrar su novela fantástica, La dama Azul.
Tal vez, lo más fascinante de estos acontecimientos es que, cuando encarnan en este tinglado de cosas que se ven y se tocan, inspiran ideas que superan la ficción más afiebrada. Más estremecedor aún: las vuelve verosímiles, aunque no tengan ni medio gramo de conexión con la realidad.
Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blog Factor 302.4
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