miércoles, 1 de junio de 2011

Italia, 150 años unida


BUENOS AIRES, 1° de junio de 2011 (Télam).- Con distintos actos se festeja mañana en Italia, el 150º aniversario de "l`Unita" (la unidad del estado italiano como un solo país), fecha patria lograda no a partir de una insurrección popular sino de la acción de políticos e intelectuales que interpretaron un denominador común que ya existía en el idioma, la cultura y la historia de un pueblo.

Si bien la fecha es el 17 de marzo, en esta ocasión el presidente italiano, Giorgio Napolitano, decidió de modo excepcional unificar la celebración con el Día de la República que conmemora el referendo a través del cual los italianos eligieron, el 2 de junio de 1946, dejar de ser una monarquía para ser república.

Desde la importante ciudad portuaria de Liguria, en Génova, partió el 5 de mayo de 1860 la expedición de Giuseppe Garibaldi hacia Sicilia, para promover la insurrección contra el Reino de las Dos Sicilias en manos de los Borbones.

De esta manera comenzaba un proceso que culminaría con la expulsión de los extranjeros de Italia y la unificación de lo que, ya en épocas del Imperio Romano, Octavio Augusto designó oficialmente como la provincia de Italia.

El proceso de unificación se puede resumir partiendo de comienzos del siglo XIX, cuando la península itálica estaba compuesta por varios estados: los Estados Pontificios; el reino de las Dos Sicilias; el Reino de Lombardía-Venecia; el Reino de Piamonte-Cerdeña; y los ducados de Parma, Módena y Toscana.

Esto respondía más a una concepción feudal del territorio que a un proyecto de estado liberal burgués.

Luego de varios intentos de unificación entre 1830 y 1848, que fueron aplastados por el gobierno austríaco, la hábil política del Conde de Cavour, ministro del reino de Piamonte, logró interesar al emperador francés Napoleón III en la unificación territorial de la península que consistía en expulsar a los austríacos del norte y crear una confederación italiana.

A pesar de la derrota del imperio austríaco, el acuerdo no se cumplió por temor de Napoleón a la desaprobación de los católicos franceses.

Aun así, Lombardía, que estaba bajo el poder de Francia, fue cedida por Napoleón a Piamonte y los ducados del norte hicieron lo mismo, con lo cual se cumplió la primera fase de la unificación.

En la segunda fase se logró la unión del sur (en lo que representaba el corazón de la cultura italiana) cuando Garibaldi, inconforme con el tratado entre Cavour y Napoleón III, se dirigió a Sicilia con los "camisas rojas" conquistándola y negándose a entregarla a los piamonteses. Desde allí ocupó Calabria y conquistó Nápoles.

En 1860 las tropas piamontesas llegaron a la frontera napolitana. Garibaldi, que buscaba la unidad italiana, entregó los territorios conquistados al rey Víctor Manuel II.

Mediante plebiscitos, Nápoles, Sicilia y los Estados Pontificios se anexaron al reino de Piamonte y al futuro rey de Italia, el propio Víctor Manuel II.

Ambicionando una Italia unida bajo un solo gobierno radicado en Roma, Garibaldi concibió la idea de marchar sobre los Estados Pontificios, defendidos por tropas francesas. Sin embargo, Víctor Manuel y Cavour, temerosos de perder lo logrado ante una posible radicalización del conflicto, evitaron ese avance.

El incidente no supuso un enfrentamiento entre el rey del Piamonte y Garibaldi y al contrario de lo que se esperaba, el conquistador le cedió las Dos Sicilias (que comprendía los territorios de Abruzzo, Nápoles, Basilicata, Calabria, Campania, Molise, Apulia y Sicilia).

Con tales operaciones terminó la segunda fase de la unificación de Italia, pero Roma, gobernada por el Papa, y el Véneto, en mano de los austríacos, quedaban separados del Reino de Cerdeña.

La Unificación de Italia se materializó el 17 de marzo de 1861, cuando los estados de la península y las dos Sicilias se unieron formando el Reino de Italia, que sería organizado por Víctor Manuel II, de la casa de Saboya, hasta entonces gobernante en Piamonte y rey de Cerdeña.

En efecto, el 18 de febrero de 1861 Víctor Manuel II se reunió en Turín con los diputados de todos los Estados que reconocían su autoridad, asumiendo el 17 de marzo el título de "Rey de Italia por gracia de Dios y voluntad de la nación" y a partir de ese momento Italia fue gobernada con la base de la constitución liberal adoptada en el Reino de Cerdeña en el 1848.

Inmediatamente fue reconocido por las potencias europeas a pesar de que violaba el tratado de Zurich y el de Villafranca, que le prohibían ser rey de toda Italia, comenzado a forjarse a partir de allí la historia moderna de Italia.

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