BUENOS AIRES, julio 28 de 2009. (Grupo Diarios de las Américas, La Nación): Fue uno de los negocios que más crecieron a partir del 2003; ahora aparecen los primeros cierres de locales. La voz de Carlos Gardel y un bandoneón dejaron de ser un sinónimo de éxito en el mundo de los negocios.
Después de la devaluación del 2002, Buenos Aires vivió una verdadera explosión de emprendimientos comerciales ligados al tango, gracias al boom del turismo extranjero. Sin embargo, este año el mercado aparecieron las primeras señales de saturación, que se potenció a partir de la caída en el ingreso de visitantes del exterior y la gripa A.
Ya empezaron a aparecer los primeros locales cerrados, y los principales jugadores del rubro reconocen que el proceso de depuración apenas empieza.
Según los propios empresarios, el negocio de las casas de tango llegó a representar en su mejor momento –que todos coinciden en señalar que fue la temporada 2007-2008– más de $ 300 millones anuales.
El principal motor de la industria eran los turistas extranjeros, a razón de 3.000 espectadores diarios en la temporada alta, que se extiende de septiembre a marzo, mientras que en los meses de otoño e invierno el promedio caía a la mitad.
El primer golpe llegó en septiembre del 2008, con el crack financiero internacional, aunque en el sector reconocen que la demanda ya daba señales de no expandirse al ritmo de la oferta. “La oferta se sobredimensionó.
Cuando abrimos, en el 2003, había seis o siete tanguerías; hoy hay más de 40”, explicó Ariel Méndez, director de Piazzolla Tango.
La casa reconoció una caída de entre 30 y 40 por ciento en el número de espectadores, lo que la obligó a cancelar todos sus shows durante un mes y medio entre mediados de mayo y el primero de julio.
El cierre temporal también fue la decisión que tomaron los dueños de la casa El Barracas, para hacer frente a la caída en la demanda. “Aprovechamos la baja temporada para hacer algunas refacciones en el local, y la idea es reabrir el 17 de septiembre, cuando comienza la temporada alta para el tango”, explicaron.
En otro caso, como el de Che Tango, una tanguería de La Boca, el cierre parece ser definitivo, mientras que Madero Tango –una de las casas más grandes– continúa operando normalmente.
Después de la devaluación del 2002, Buenos Aires vivió una verdadera explosión de emprendimientos comerciales ligados al tango, gracias al boom del turismo extranjero. Sin embargo, este año el mercado aparecieron las primeras señales de saturación, que se potenció a partir de la caída en el ingreso de visitantes del exterior y la gripa A.
Ya empezaron a aparecer los primeros locales cerrados, y los principales jugadores del rubro reconocen que el proceso de depuración apenas empieza.
Según los propios empresarios, el negocio de las casas de tango llegó a representar en su mejor momento –que todos coinciden en señalar que fue la temporada 2007-2008– más de $ 300 millones anuales.
El principal motor de la industria eran los turistas extranjeros, a razón de 3.000 espectadores diarios en la temporada alta, que se extiende de septiembre a marzo, mientras que en los meses de otoño e invierno el promedio caía a la mitad.
El primer golpe llegó en septiembre del 2008, con el crack financiero internacional, aunque en el sector reconocen que la demanda ya daba señales de no expandirse al ritmo de la oferta. “La oferta se sobredimensionó.
Cuando abrimos, en el 2003, había seis o siete tanguerías; hoy hay más de 40”, explicó Ariel Méndez, director de Piazzolla Tango.
La casa reconoció una caída de entre 30 y 40 por ciento en el número de espectadores, lo que la obligó a cancelar todos sus shows durante un mes y medio entre mediados de mayo y el primero de julio.
El cierre temporal también fue la decisión que tomaron los dueños de la casa El Barracas, para hacer frente a la caída en la demanda. “Aprovechamos la baja temporada para hacer algunas refacciones en el local, y la idea es reabrir el 17 de septiembre, cuando comienza la temporada alta para el tango”, explicaron.
En otro caso, como el de Che Tango, una tanguería de La Boca, el cierre parece ser definitivo, mientras que Madero Tango –una de las casas más grandes– continúa operando normalmente.
La mayoría de las casas que se mantienen abiertas reconocen que están suspendiendo funciones para reducir las pérdidas. “En promedio, estamos trabajando al 40 por ciento de los niveles del año pasado. Hasta 2008, en temporada alta en Buenos Aires se recibían 3000 pasajeros diarios, y hoy estamos con niveles de 600 pasajeros diarios, con una capacidad instalada de cerca de 6000 espectadores”, explicó Claudio Campos, secretario de la Cámara de Casas de Tango y socio de la tradicional tanguería El Querandí.
Más artistas que público En la misma línea, en otra casa de tango aseguran que la situación no es sostenible por mucho tiempo más. “Hay días en que hay más gente en el escenario que en la platea”, se lamenta el empresario.
La crisis no sólo afecta a las casas de espectáculos musicales, sino otros rubros del negocio. “En el primer semestre del año la caída en las ventas llegó al 10 por ciento, como producto de la crisis y de la baja en el turismo”, reconocen en Zival’s, disquería especializada en tango y otros géneros.
Las empresas además se quejan de que sus costos en pesos continúan creciendo, por más que las tarifas que les cobran a los turistas se mantengan congeladas.
Igualmente, admiten que con precios que parten de los 150 pesos (por cena y show) y en algunos casos superan los 600, su principal problema hoy no pasa, precisamente, por la falta de rentabilidad que obtienen por espectador, sino por la pérdida de volumen.
"La oferta se sobredimensionó. Cuando abrimos, en el año 2003, había seis o siete tanguerías; hoy, hay más de cuarenta de estos negocios”, afirma Ariel Méndez, director de Piazzolla Tango.
Local de tango en el tradicional barrio bonaerense de La Boca, cerrado por la crisis
Los finlandeses, locos por el tango
HELSINKY, Finlandia, julio 28 de 2009. (AFP). A miles de kilómetros de Buenos Aires, donde el tango nació, Finlandia alberga una legión de aficionados a esta música romántica sudamericana que todos los meses de julio participan en un gran festival para celebrar la versión nórdica.
Bajo el sol de medianoche, a mediados de julio, unos 100.000 finlandeses participaron en la edición 2009 del Tangomarkkinat ("el mercado del tango") que se llevó a cabo durante cuatro días en la calle principal de la ciudad en Seinajoki (a 360 km de Helsinki).
Los finlandeses, que tienen fama de reservados y taciturnos, encuentran en el tango una manera de sacar a flote su lado latino. "El tango es la danza más bella del mundo. Todo gira en torno al sentimiento y a la manera de estar cerca de otra persona", explicó Arto Puisto, quien vino por primera vez al festival.
El tango comenzó a ser popular en Finlandia después de la Segunda Guerra Mundial, en una edad de oro que culminó en los años 60.
Tras ese periodo de decadencia que tuvo que ver con la llegada del rock and roll y el pop, resurgió en los 80, con la primera edición del Tangomarkinnat en 1985.
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