lunes, 11 de agosto de 2008

La gilitud nacional

Colombia tiene al mejor policía del mundo, la democracia más antigua de América, el segundo himno más bello después de la Marsellesa, el mayor potencial hídrico del planeta o que sus habitantes hablan el español más castizo, son algunas de las falacias más populares y más arraigadas en la convicción colectiva, y con las cuales han crecido, orgullosas, varias generaciones de colombianos.

Con semejantes delirios de grandeza, no resulta extraño ver una lluvia de plomo originada por colombianos en algún antro de Barcelona, Buenos Aires o Nueva York, todo porque algún interlocutor de ocasión tuvo la osadía de controvertir aquellos u otros superlativos que inflaman un infundado concepto de nacionalismo, y que han hecho carrera a través de los tiempos.

"¡Jueputas, no hay nada como la cumbia!", es usual escuchar de un tambaleante individuo que sin pausa ha bebido dos o tres botellas, y que, prevalido de su revólver, amenaza con volarle los sesos al primero que lo ponga en duda o que argumente lo contrario.


(Sin terminar)

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