Los meteorólogos rusos llevan varios días en las nubes, dándole vueltas a la naturaleza de este fulgor misterioso captado la semana pasada por los teléfonos móviles y las cámaras de cientos de moscovitas. Algunos apuntan a un efecto óptico causado por el sol, que supuestamente refulge tras una masa de aire ártico. De momento no hay consenso científico sobre la naturaleza de la argolla celestial.
Los ufólogos barren para casa ante una visión que les llega como caída del cielo y que clasifican ya de fenómeno de ovni. Yo, de momento, me resisto a pasar por el aro .
Diario El Mundo, de Madrid. DANIEL UTRILLA
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