Un pequeño ahorro económico puede poner en riesgo nuestras vacaciones, cumpleaños, valiosos documentos de trabajo y tu memoria en general.
No es un secreto que cada día utilizamos más elementos electrónicos que dependen del almacenamiento sólido (SD o Memory Sticks), también la mayoría de nosotros ya no grabamos CD o disquetes y para transportar archivos ya que directamente optamos por los cómodos pendrives (o USB, Universal Serial Bus; en inglés pendrive, USB flash drive).
Se trata de un pequeño dispositivo de almacenamiento que utiliza memoria flash para guardar la información que puede requerir y no necesita baterías (pilas). La batería era necesaria en los primeros modelos, pero los más actuales ya no la necesitan. Estas memorias son resistentes a los rasguños (externos) al polvo, y algunos al agua –que han afectado a las formas previas de almacenamiento portátil-, como los disquetes, discos compactos y los DVD. En España son conocidas popularmente como pinchos o lápices.
Estas memorias se han convertido en el sistema de almacenamiento y transporte personal de datos más utilizado, desplazando en este uso a los tradicionales disquetes, y a los CD. Se pueden encontrar en el mercado fácilmente memorias de 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128 y hasta 256 GB; siendo impráctico apartir de los 64GB por su elevado costo. Esto supone, como mínimo, el equivalente a 180 CD de 700MB o 91.000 disquetes de 1.44 MB aproximadamente.
Su gran popularidad le ha supuesto infinidad de denominaciones populares relacionadas con su pequeño tamaño y las diversas formas de presentación, sin que ninguna haya podido destacar entre todas ellas. El calificativo USB o el propio contexto permite identificar fácilmente el dispositivo informático al que se refieren.
Los sistemas operativos actuales pueden leer y escribir en las memorias sin más que enchufarlas a un conector USB del equipo encendido, recibiendo la energía de alimentación a través del propio conector que cuenta con 5 voltios y 2,5 Watios como máximo. En equipos algo antiguos (como por ejemplo los equipados con Windows 98) se necesita instalar un controlador de dispositivo (driver) proporcionado por el fabricante. Linux también tiene soporte para dispositivos de almacenamiento USB desde el kernel 2.4.
Lo que la gente ignora
Lo que mucha gente aún hoy desconoce es la enorme cantidad de productos falsificados que circulan tanto por Internet como en distribuidores de electrónica.
Estos fakes copian los empaques originales, los hologramas y el look and feel de las memorias y pendrives originales y a pesar de la gran cantidad de guías que circulan en Internet es muy complicado para un consumidor inexperto reconocerlos.
La situación empeora cuando los adquirimos a través de páginas como Ebay o Mercadolibre, donde no podemos mirar en detalle lo ofrecido. Las fotos que describen los productos muchas veces no pertenecen a los ítems que nos ofrecen y ahí los trucos y consejos para detectarlos se vuelven inútiles hasta no tenerlos en nuestras manos.
¿Cuáles son las desventajas de estas falsificaciones? Velocidad de transferencia baja, cantidad de almacenamiento menor a la anunciada en el empaque, fallas para grabar fotos o videos y en casos severos daños a la bahía de nuestro equipo.
En ciertos productos como las Play Station portátil (PSP) la memoria falsa puede causar que no funcione correctamente el equipo y en las cámaras de fotos que necesitan una alta velocidad de registro para sacar tomás continuas, un mal desempeño del equipo. Para empeorar la situación, si una de estas falsificaciones daña nuestros productos electrónicos podemos perder la garantía del fabricante ya que no utilizamos un producto original.
La razón para elegir una memoria falsa es muy tentadora... son mucho más económicas. En promedio se venden entre un 30 o 40 por ciento menos que la original y está claro que ninguno de nosotros quiere pagar de más. El problema es que los consumidores son engañados ya que no saben lo que compran.; un producto que pone en riego sus contenidos.
Una buena manera para evitar las memorias y pendrives falsos será recurrir a las cadenas de venta o sitios online de marcas reconocidas que nos brinden una garantía. Claro que podremos pagar algunos dólares más y todos buscamos comprar barato, pero recordemos que nuestra memoria en tiempos de nuestra vida digital no tiene precio.
Por Federico Ini. Martes 24 de noviembre de 2009
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