No es cierto que el cerebro se vuelva inservible con la vejez. Con el paso de los años, este órgano empieza a trabajar en función de la experiencia acumulada.
Para Carlos Cano, médico geriatra que ha estudiado las habilidades cognoscitivas en la tercera edad, es equivocado percibir que en esta etapa de la vida este órgano declina: "Lo que ocurre es que se reorganiza, la mayoría de las veces en forma favorable".
Eso lo demuestra el hecho de que los adultos mayores usan, para algunas tareas, áreas de este órgano que están inactivas en los jóvenes.
Las conclusiones de estudios hechos con imágenes cerebrales funcionales (entre ellas la tomografía por emisión de positrones) no sólo han derrumbado el mito de que las funciones cognitivas se deterioran con el paso de los años, también permiten asegurar que el cerebro de los adultos mayores funciona con otros parámetros.
Se ha visto, por ejemplo, que estas personas usan los dos lóbulos frontales en lugar de sólo el izquierdo (como lo hacen los jóvenes), durante la práctica de actividades cotidianas, como afeitarse o manejar un carro.
En la juventud los hemisferios derecho e izquierdo cumplen funciones diferentes: el izquierdo es más racional, lógico y analítico, el derecho es emocional e imaginativo. Con el paso de los años estas diferencias se van eliminando e incluso se invierten, al punto que el cerebro actúa como un todo. Podría decirse que de este modo el cerebro compensa lo que va perdiendo durante el proceso de envejecimiento.
Lo más positivo es que las conexiones que se generan entre las neuronas se conservan durante toda la vida; eso garantiza que las personas puedan seguir aprendiendo. En otras palabras: aquello de que 'loro viejo no aprende a hablar', no es más que un mito.
Algunos estudios hechos con artistas como Pablo Casals, que siguió componiendo pasados los 90 años de edad, han evidenciado que la vejez no es una etapa de cese sino de producción, y que a su vez el trabajo intelectual tiene un efecto muy saludable.
La Organización Panamericana de la Salud acuñó el término 'envejecimiento exitoso' para describir a un número cada vez más grande de personas que llegan a edades avanzadas con un excelente estado de salud. "No es raro ver a mayores de 80 años haciéndose trasplantes o sometiéndose a intervenciones de alto costo que se les negaban hace unos años", dice Cano.
Las funciones cognitivas están relacionadas entre sí. Las más conocidas son la memoria, las funciones prácticas, el lenguaje y la capacidad para ejecutar cosas, para relacionarse con el espacio y percibir lo que hay en el entorno (funciones visoperceptivas).
Se sabe, por ejemplo, que la experiencia es el resultado del conocimiento basado en hechos ya vividos y transmitidos, en general, por un lenguaje verbal. Todo eso se hace posible gracias a la memoria acumulada. Y nadie la tiene mejor que un abuelo.
Lo que gana con los años
De acuerdo con Cano, la edad modifica la memoria episódica, que es la que se encarga del qué, cómo, cuándo y dónde. Con los años este tipo de memoria se enriquece con hechos autobiográficos y se combina con lo semántico: "No es gratuito que los buenos consultores sean siempre personas mayores", asegura.
La memoria prospectiva, relacionada con las funciones ejecutivas y la capacidad para planear y secuenciar, también mejora en esta etapa.
En la medida en que el cuerpo envejece, el lenguaje oral pasa a ser la principal forma de comunicación; esto hace que se conecte mucho con otras funciones cognitivas del cerebro, lo que le permite mayor concreción, seguridad y certeza en sus razonamientos.
Por eso hay que aprender a entender el lenguaje pausado y reflexivo de los mayores. Está claro que su capacidad para planear, proyectar y ejecutar, unida a la experiencia, los convierte en figuras imprescindibles en sociedades desarrolladas.
Usted puede hacer algo por mantener joven su mente
Aunque los cambios del cerebro tienen una base genética, no está de más que ponga en práctica estos consejos:
Sea un activo intelectual: No caiga en el facilismo de lo aprendido. Estudie otro idioma, trate de aprender a tocar un instrumento, lea e intente producir escritos.
Haga gimnasia mental: Participe en juegos de lógica (sudoku, crucigramas), practique nemotecnia y ejercicios que sean un reto para el cerebro, como leer al revés en un espejo.
Factores de riesgo: Controle los riesgos vasculares (tensión, colesterol), haga ejercicio físico de manera regular, controle el estrés, mantenga a raya el cigarrillo y las drogas y disminuya el alcohol.
Actitud: Ríase, cultive el buen sentido del humor, póngase metas y cúmplalas.
Carlos F. Fernández, *Redacción Salud, El Tiempo, *MD, Neurofisiólogo clínico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario