El responsable de esta investigación es el psicólogo Richard Stephens de la universidad de Keele, que comenzó a pensar en este fenómeno mientras escuchaba los insultos de su mujer dando a luz y los comentarios de las enfermedades acerca de que ese tipo de lenguaje era algo absolutamente común en la sala de partos.
El experto diseño, junto a sus colegas, un experimento para tratar de comprobar si usar estas palabras ayudaba a soportar mejor el dolor. Para eso le pidió a un grupo de estudiantes de la universidad que permanecieran con una mano sumergida en agua helada durante el mayor tiempo que pudieran soportar. Este es un test común que se utiliza para determinar la tolerancia al dolor.
Cada estudiante repite la experiencia de sumergir la mano pero en la primera oportunidad le pidieron que repitiera palabras comunes utilizadas para describir un objeto como una mesa. Así podían gritar palabras tales como "madera" o "patas" o "marrón" o "cuadrada".
Lo repitieron experimento pero les pidieron que evitaran todo los insultos que le vinieran a la mente mientras tenían la mano sumergida. Y la conclusión fue más que llamativa: en promedio, mientras gritaban insultos, los hombres lograron sostener el dolor un 30% más de tiempo que cuando gritaban palabras comunes.
En el caso de las mujeres que hicieron el experimento el tiempo de soportar el frío aumentó más todavía: un 44% gracias al uso de insultos.
Stephenes recuerda que ya se sabe que el uso de ciertas palabras influencia sobre diversas actitudes. Así se explica que los entrenadores suelen utilizar ciertos términos para incrementar la agresión de los jugadores antes de un partido. De la isla manera es posible que edita de insultos ayudas cerebro a regular los circuitos neuronales que transmiten el dolor.
En otras palabras, es posible que gritar malas palabras ayude al cerebro a modelar y reducir la sensación y el umbral de dolor.
Mayor información sobre ciencia y salud en http://www.neomundo.com.ar/
No hay comentarios:
Publicar un comentario