Muchos creen que el local es de comidas rápidas comunes, pero terminan seducidos por la comida sana.Foto: Javier Agudelo / EL TIEMPO
Con el Premio Semilla, Gabriel Ramírez, de 36 años, montó su local de comida rápida vegetariana.
Dicen que las lentejas atraen las buenas energías y son símbolo de prosperidad. Y en el caso de Gabriel Jaime Ramírez, un paisa de 36 años, que se convirtió en el pionero de las hamburguesas vegetarianas en Medellín, es cierto.
Todo comenzó en el 2000, cuando emprendió un viaje en bicicleta con un amigo por Suramérica. Al llegar a Montañita, una playa del sur de Ecuador, se les acabó el presupuesto y así surgió la idea de hacer algo para conseguir el dinero y seguir el viaje.
"Hace tiempo me fui para una finca en Fredonia, (suroeste antioqueño), a coger café con un amigo que es chef. En la finca escaseaban los víveres porque era de difícil acceso y era complicado salir a comprarlos. Lo único que teníamos era lentejas y mi amigo empezó a prepararlas como si fueran carne... y así aprendí", recuerda Ramírez.
Ese recuerdo les sirvió en Ecuador y entonces invirtieron los últimos 10 dólares que les quedaban en una libra de lentejas, pan, lechuga, tomate y un tarro de mostaza, al día siguiente salieron a la playa a vender las hamburguesas y causaron sensación.
"Vendimos 15 hamburguesas en 20 minutos, nos dimos cuenta de que muchos extranjeros que estaban allí eran vegetarianos. Entonces decidimos volver a invertir y hacer dos libras al día siguiente y luego tres y así sucesivamente", cuenta.
Vendieron 100 hamburguesas en un día, recogiendo más del dinero que necesitaban y estas se hicieron tan famosas, que en el siguiente destino de estos viajeros, Mancora, en Perú, ya habían oído de ellas.
Al regresar a Medellín, Ramírez participó y ganó en el concurso de Capital Semilla 2008, un programa de la Alcaldía de Medellín que premia las mejores ideas de negocio. "Desde que volví seguí haciendo carne de lentejas preasada para venderlas a las universidades y vecinos, pero el concurso me exigía abrir un punto de distribución. Hace 20 días lo abrí", explica.
Desde hace ocho años, Ramírez es vegetariano. Dice que aunque no le disgusta el sabor de la carne, ha generado conciencia de la forma cruel como las personas tratan a los animales para alimentarse de ellos. Ahora, con su negocio, ubicado en el barrio Buenos Aires, centro oriente de Medellín, se ha dado cuenta de que en la ciudad son muchos los que piensan igual.
"El sabor de la 'carne de lentejas' es muy similar al de la carne de verdad, y en las hamburguesas sabe delicioso, a pesar de que no soy muy amante de las lentejas", comenta un cliente.
Incluso, este lugar se ha vuelto el preferido de madres para llevar a sus hijos, pues dicen que es la única manera de que coman esta legumbre.
Por eso, además de hamburguesas, que valen hasta 5.000 pesos, también ofrecen limonada de flor de jamaica, hecha con panela orgánica y vino de mortiño hecho en el corregimiento de Santa Elena.
"Este sitio se puede volver referente de comida sana en la ciudad", dice con convicción Andrés Morales, un asiduo comensal del negocio.
Angélica Cervera Aguirre, para El Tiempo, Medellín.
Dicen que las lentejas atraen las buenas energías y son símbolo de prosperidad. Y en el caso de Gabriel Jaime Ramírez, un paisa de 36 años, que se convirtió en el pionero de las hamburguesas vegetarianas en Medellín, es cierto.
Todo comenzó en el 2000, cuando emprendió un viaje en bicicleta con un amigo por Suramérica. Al llegar a Montañita, una playa del sur de Ecuador, se les acabó el presupuesto y así surgió la idea de hacer algo para conseguir el dinero y seguir el viaje.
"Hace tiempo me fui para una finca en Fredonia, (suroeste antioqueño), a coger café con un amigo que es chef. En la finca escaseaban los víveres porque era de difícil acceso y era complicado salir a comprarlos. Lo único que teníamos era lentejas y mi amigo empezó a prepararlas como si fueran carne... y así aprendí", recuerda Ramírez.
Ese recuerdo les sirvió en Ecuador y entonces invirtieron los últimos 10 dólares que les quedaban en una libra de lentejas, pan, lechuga, tomate y un tarro de mostaza, al día siguiente salieron a la playa a vender las hamburguesas y causaron sensación.
"Vendimos 15 hamburguesas en 20 minutos, nos dimos cuenta de que muchos extranjeros que estaban allí eran vegetarianos. Entonces decidimos volver a invertir y hacer dos libras al día siguiente y luego tres y así sucesivamente", cuenta.
Vendieron 100 hamburguesas en un día, recogiendo más del dinero que necesitaban y estas se hicieron tan famosas, que en el siguiente destino de estos viajeros, Mancora, en Perú, ya habían oído de ellas.
Al regresar a Medellín, Ramírez participó y ganó en el concurso de Capital Semilla 2008, un programa de la Alcaldía de Medellín que premia las mejores ideas de negocio. "Desde que volví seguí haciendo carne de lentejas preasada para venderlas a las universidades y vecinos, pero el concurso me exigía abrir un punto de distribución. Hace 20 días lo abrí", explica.
Desde hace ocho años, Ramírez es vegetariano. Dice que aunque no le disgusta el sabor de la carne, ha generado conciencia de la forma cruel como las personas tratan a los animales para alimentarse de ellos. Ahora, con su negocio, ubicado en el barrio Buenos Aires, centro oriente de Medellín, se ha dado cuenta de que en la ciudad son muchos los que piensan igual.
"El sabor de la 'carne de lentejas' es muy similar al de la carne de verdad, y en las hamburguesas sabe delicioso, a pesar de que no soy muy amante de las lentejas", comenta un cliente.
Incluso, este lugar se ha vuelto el preferido de madres para llevar a sus hijos, pues dicen que es la única manera de que coman esta legumbre.
Por eso, además de hamburguesas, que valen hasta 5.000 pesos, también ofrecen limonada de flor de jamaica, hecha con panela orgánica y vino de mortiño hecho en el corregimiento de Santa Elena.
"Este sitio se puede volver referente de comida sana en la ciudad", dice con convicción Andrés Morales, un asiduo comensal del negocio.
Angélica Cervera Aguirre, para El Tiempo, Medellín.
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