domingo, 10 de febrero de 2013

La peor tragedia naval de la Historia no es Titanic

Con hundimiento del barco Wilhelm Gustloff tuvo lugar la mayor tragedia naval de la Historia (Wilhelm Gustloff Museum)
Tragedias navales ha habido centenares, pero solo unas pocas son las que se llevan la palma en lo que se refiere a difusión y conocimiento por parte de la mayoría de la población. Hoy en día, gracias a las redes sociales, cualquier hundimiento o problema marítimo es noticia al momento y llega hasta cualquier rincón del planeta, pero hasta no hace tanto tiempo la mayoría de estas catástrofes solo se conocían por lo que nos llegaba a través de los libros de Historia.

Si realizamos una encuesta, posiblemente, un gran número de personas respondería que la mayor tragedia naval de la Historia fue la ocurrida en el trasatlántico Titanic (con 1.514 personas fallecidas), debido a la cantidad de publicidad que se le ha realizado mediante la literatura, el cine y la reciente celebración del centenario a lo largo de todo el año 2012.

En realidad, la mayor tragedia naval de la Historia, nada tiene que ver con el Titanic, sino que sucedió tres décadas después, en plena Segunda Guerra Mundial (el 30 de enero de 1945) con el hundimiento del barco Wilhelm Gustloff’ en aguas del Mar Báltico y que se saldó con la muerte de 9.343 personas (la inmensa mayoría mujeres, niños, ancianos y hombres civiles).

La causa del hundimiento no fue ningún iceberg, sino tres torpedos
lanzados desde un submarino soviético. Lo grave del asunto es que Alexander Marinesko, capitán del S-13 que ordenó disparar contra el barco, sabía que se trataba de una embarcación que trasladaba a un gran número de refugiados alemanes que huían de sus hogares ante el avance por el frente del Este del Ejército Rojo.

Tan solo bastó una hora para que el barco se hundiese tras recibir los tres impactos de torpedo y convertirse en la mayor tragedia naval de la Historia, la que suma más víctimas mortales.

Cabe destacar, para acentuar más aún la tragedia, que la capacidad del Wilhelm Gustloff era para 1.865 pasajeros, aunque la autoridad marítima había permitido triplicar el número de viajeros hasta las 6.000 personas. Lo que no se sabía (y se conoció posteriormente) es que en el interior se habían colado cerca de 5.000 refugiados más, que viajaban como polizones.

En el momento del hundimiento había a bordo un total de 10.582 personas, de las que tan solo se pudo salvar a un millar, falleciendo posteriormente muchos de éstos a causa de hipotermia tras pasar un gran número de horas dentro de las frías aguas del Báltico.

El capitán Alexander Marinesko, artífice del hundimiento, necesitaba lograr méritos en su cada vez más deteriorada carrera, debido a su difícil carácter, frecuente afición al alcohol y sus múltiples líos de faldas que lo habían hecho fallar en sus obligaciones con demasiada asiduidad.

A pesar de ser candidato a recibir una distinción como 'héroe de la Unión Soviética' por torpedear y hundir el Wilhelm Gustloff, no se le llegó a conceder debido a su conflictivo perfil personal y las continuas notas negativas que acumulaba en su expediente. Para justificar la no concesión de la medalla, el Alto Mando soviético señaló que en realidad el barco había sido hundido por la propia Luftwaffe alemana.

Una imagen de la construcción del Titanic es proyectada en un centro sobre el crucero en Belfast, Irlanda del Norte.
Un museo guarda secretos del Titanic

El centro Titanic Belfast, en Irlanda del Norte, tiene el propósito de contar la historia del transatlántico que se hundió hace 100 años. Unas 100.000 personas procedentes de 20 países han reservado entradas con antelación para visitar el edificio exposición construido al lado de la rampa desde la que el transatlántico fue botado por los astilleros Harland y Wolff hace un siglo. Con la forma del casco del navío -y con la misma altura- el centro está cubierto con 3.000 paneles de aluminio y sus seis plantas contienen nueve galerías que cuentan la historia del barco de vapor y del Belfast de 1900. (Texto: Reuters). 
Apenas dos horas y media después de haber zarpado del puerto de Civitavecchia, el Costa Concordia embistió una roca muy cerca de la Isla de Giglio. El capitán Schettino ha asegurado que esa parte del arrecife no estaba registrada en sus cartas. El golpe abrió una brecha en el casco y el agua comenzó a inundar las máquinas del buque. (AP Photo)
El naufragio del Costa Concordia
 
Un siglo después del hundimiento del Titanic, otro crucero inscribió su nombre en la dramática historia de los naufragios: el Costa Concordia. En la noche del 13 de enero de 2012, después de una maniobra imprudente del capitán Francesco Schettino, la nave golpeó los arrecifes frente a la Isla de Giglio, en la Toscana italiana. Las siguientes horas, aunque no tan azarosas como las vividas por los pasajeros del buque británico en 1912, demostraron el elevado costo de la ineptitud y la cobardía en situaciones de desastre.
 
El Costa Concordia hacía un viaje de rutina entre las ciudades de Civitavecchia y Savona, en la ribera italiana del Mar Mediterráneo, con 3206 vacacionistas a bordo y 1023 tripulantes, entre marineros y personal de servicio. A pesar de la proximidad de la tierra y la capacidad de los botes salvavidas, la impericia de la tripulación y en consecuencia la tumultuosa evacuación resultaron en la muerte de 32 personas. El proceso judicial contra los presuntos responsables del accidente proseguirá en 2013.
 
Recostado a unos metros del puerto de Giglio, el Costa Concordia reposa como un gigantesco pez de hierro a la espera de una operación de rescate que lo despierte de su letargo. Luego será conducido a tierra y su orgullosa armazón será vendida como chatarra, para borrar quizás el vergonzoso epílogo de su existencia.
File:Collision of Costa Concordia 27.jpg
El Costa Concordia al día siguiente del percance. (Foto tomada de Wikipedia).
Por Alfred López - Publicado por Yahoo! España 

No hay comentarios: