Imagen de archivo de María Santos Gorrostieta (El Universal) |
María Santos Gorrostieta era considerada una heroína del siglo
XXI, un símbolo del desafío del Estado mexicano a los despiadados
cárteles de la droga, una superviviente indestructible de dos intentos de
asesinato. Ahora, esta alcaldesa es un cuerpo medio desnudo, mutilado y
torturado que ha aparecido en una carretera rural del estado de
Michoacán. Ahora, María Santos Gorrostieta es un número más en las
escalofriantes estadísticas de la guerra contra la droga que se cobran cada año
miles de vidas.
María Santos Gorrostieta |
El hallazgo del cuerpo de la ex-alcaldesa de Tiquicheo, un pequeño pueblo
mexicano, resuelve así el enigma de qué fue de esta persona que se atrevió a
plantarle cara a los cárteles. Esta mujer de 36 años llevaba a su hija
pequeña al colegio en la pequeña ciudad de Morelia, sobre las 8.30 de
la mañana del pasado 12 de noviembre, cuando un coche le hizo una
emboscada. Fue sacada del vehículo por la fuerza y agredida físicamente
ante la atenta mirada de varios testigos, que han relatado la historia a varios
medios de comunicación. Lo único que hizo María, se sabe ahora, fue
pedir que la tomaran a ella en lugar de a su hija.
Su familia (tres hijos y su marido, Nereo Delgado) sólo podía hacer una cosa desde entonces: esperar a que el teléfono sonara con una nota de rescate que nunca llegó. Ocho días después, apareció el cuerpo de Gorrostieta, apuñalado, quemado, golpeado y con las muñecas atadas a los talones.
Era el fin de una vida dedicada a la lucha en varios sentidos. Fue elegida alcaldesa de Tiquicheo en 2008 y enseguida suscitó la ira de los cárteles al plantarles cara públicamente. En octubre de 2009 sufrió su primer atentado, cuando estaba viajando con su primer marido y fue blanco de una ráfaga de balas frente al pueblo de El Limone. Su marido murió. Ella sobrevivió.
Maria Santos Gorrostieta muestra sus heridas (El Universal) |
Reunió fuerzas tras la tragedia para sobrevivir, luchar contra sus
heridas y retomar su actividad. Pero tres meses después un grupo de
hombres enmascarados, armados con rifles de asalto, volvieron a dispararle en la
carretera. Dejaron 30 agujeros de bala en su furgoneta. Tres de esas balas le
dieron. Esta vez las heridas fueron más graves: el dolor la acompañaría
para el resto de su vida y tuvo que llevar una bolsa de colostomía en
lugar de estómago desde entonces.
María Santos Gorrostieta durante un mitin en 2010. La alcaldesa de Tiquicheo fue secuestrado frente a su pequeña hija. (Splash News) |
Quizá la ex-alcaldesa lo sabía. "A pesar de mi seguridad y la de mi familia, lo que
ocupa mi mente es mi responsabilidad hacia mi gente, los jóvenes, las mujeres,
los mayores y los hombres que se parten el alma cada día sin descanso para
encontrar un pedazo de pan para sus hijos", dijo entonces.
Maria Santos Gorrostieta trasladada al hospital tras el primer atentado, en 2009. (EFE) |
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