lunes, 14 de febrero de 2011

Día de S. Valentín, prohibido en Arabia

RIAD, ARABIA SAUDITA, febrero 14 de 2011.  (EFE).- La policía religiosa saudí ha intensificado sus operaciones en calles y en mercados para buscar a quien se vista de rojo o muestre cualquier señal de celebrar San Valentín, una fiesta que está prohibida en este país.

Quien celebra esta fiesta de amor corre el riesgo de ser detenido e interrogado durante varias horas por las autoridades del reino conservador, de acuerdo con normas que se aplican todos los años para esta fecha.

En el barrio Al Sulaimaniya, en Riad, Yanguir, un vendedor bengalí en una tienda de flores, dijo a EFE que la policía religiosa le obligó a firmar un compromiso por escrito, en el que se comprometía a no vender flores, osos y corazones rojos porque, según le dijeron, "este color es excitante y pertenece a la cultura occidental".

Según Yanguir, uno de los policías religiosos le entregó una fetua (edicto religioso) que prohíbe la celebración de la fiesta del amor y le pidió que la leyera, pero cuando le dijo que no hablaba árabe, le obligó a pegarla en la vitrina de la tienda para avisar a los clientes.

Abu el Islam Sherif Jan, otro vendedor de ropa de mujeres en el barrio de Al Sueqa, en Riad, afirmó a EFE que las autoridades, para estas fechas, requisan de este tipo de productos que consideran "provocativos" y detienen a quien se les oponga.

Según Jan, procedente de Asia, los hombres saudíes normalmente reglan a sus mujeres en San Valentín joyas o ropa "provocativa", pero la Policía lucha contra cualquier cosa que sea de color rojo. EFE

miércoles, 9 de febrero de 2011

Allende: ¿Suicidio asistido?

Gerard Soler


SANTIAGO DE CHILE, 9 feb. 2010 (EFE).- El presidente Salvador Allende se disparó en la cabeza con una pistola el 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de La Moneda durante el golpe de Estado, pero quedó malherido y uno de sus escoltas debió darle el tiro de gracia, según sostiene el escritor y periodista chileno Camilo Taufic.

El autor presentó en una entrevista con Efe los resultados de la investigación que ha realizado en los últimos años y que concluye con la tesis de que la muerte del exmandatario chileno fue un "suicidio asistido".

El encargado de rematar a Allende, según las indagaciones de Taufic, fue Enrique Huerta, intendente de Palacio y miembro de la guardia personal del presidente, los llamados "GAP" (Grupo de Amigos Personales), en un "acto de solidaridad humana y política".

Esta versión de los últimos momentos del presidente de la Unidad Popular (UP) difiere de la más difundida hasta ahora, aceptada incluso por la familia, que sostiene que Allende se mató disparándose en la barbilla con un fusil de asalto AK-47 que le había regalado Fidel Castro.

Para Taufic, esta explicación obedece a un plan ideado por los militares golpistas para hacer aparecer a Allende "empuñando un arma rusa, regalada por un jefe de Estado comunista, con la cual se dispararía en defensa de su Gobierno, ligando el fracaso de la vía pacífica y la vía armada al socialismo".

El general Javier Palacios, presentado como el uniformado que comandó al asalto a La Moneda, convenció al grupo de médicos que acompañaba al presidente para presentar su muerte como un suicidio sin ningún tipo de asistencia, a condición de que corroboraran que el arma usada fue el fusil regalado por Fidel Castro.

"Palacios los convenció de que era más decoroso y digno para la historia que todos dijeran que se suicidó con la metralleta de Fidel Castro", sostiene Taufic, quien asegura además que el general no dirigió el asalto al palacio presidencial, sino que llegó allí más tarde para "arreglar la presentación" de la muerte de Allende.

Según el autor, todos los doctores aceptaron el plan de Palacios para "dignificar" la muerte del presidente, menos uno: Danilo Bartulin, médico que reside actualmente en Cuba.

Bartulin se había conjurado con Allende para darle el tiro de gracia en caso de que quedara malherido o surgiera algún problema, pero en el momento clave el galeno no se encontraba junto al presidente, asegura Taufic.

Otro doctor, Patricio Guijón, dijo haber presenciado el instante en que Allende se volaba la cabeza con una metralleta en el salón 'Independencia' de La Moneda.

El doctor ha relatado en varias ocasiones que vio al presidente dispararse cuando regresó al segundo piso del palacio para llevarse como recuerdo su máscara antigás, algo que según Taufic es "un pretexto totalmente absurdo".

El primer argumento de Taufic para desbaratar la versión del suicidio con el fusil ametrallador AK-47 regalado por Fidel Castro es que esa arma no estaba en La Moneda, sino que Allende la guardaba como si fuera un trofeo en su residencia de El Cañaveral, situada a los pies de la cordillera de los Andes.

El periodista asegura que cuenta con el testimonio directo de los españoles Víctor Pey y Joan Garcés, asesores personales de Allende, que frecuentaban la residencia del presidente.

Taufic se inclina por la tesis de que Allende se disparó con una pistola que, según testigos de la época, guardaba en un cajón de su escritorio.

Refuerza esta posibilidad un informe del año 2008 del experto forense Luis Ravanal que detectó anomalías en el análisis de la autopsia de Allende, y llegó a la conclusión de que el cráneo recibió dos impactos de bala de armas de diferente calibre.

Según ese informe, hay un orificio de entrada en la zona superciliar derecha y uno de salida redondeado en la zona posterior de la bóveda craneana que no coinciden con un disparo efectuado por un fusil, pero que podrían corresponder al de una pistola o un revólver.

El forense confirmó también que el cadáver había recibido un disparo de calibre mayor en la barbilla que le destrozó el cráneo, aunque precisó que fue realizado a corta distancia, no a bocajarro, como indicaría la tesis oficial del suicidio.

En base a estas evidencias forenses, Taufic sostiene que Allende quedó malherido después de dispararse debajo de un ojo con una pistola.

Posteriormente, Enrique Huerta, uno de sus fieles escoltas, lo remató con un disparo de fusil que le destrozó el cráneo, y cumplió también con la promesa que le habían hecho sus colaboradores más cercanos de que no le dejarían caer vivo en manos de los militares.

Según Taufic, algunos testigos directos han declarado que Huerta entró al despacho de Allende, se escuchó un balazo, y salió "llorando, vuelto loco, diciendo que había muerto el presidente".

"Que nadie interprete que a Allende lo mató un GAP; Huerta completó el suicidio como un acto de solidaridad humana y política con su presidente", puntualiza Taufic.

Huerta y otras personas cercanas a Allende que defendieron el palacio presidencial del ataque fueron arrestadas el mismo día del golpe encabezado por el general Augusto Pinochet.

Los uniformados los trasladaron a un recinto militar cerca de Santiago, donde fueron torturados y fusilados el 13 de septiembre de 1973.

La muerte de Allende se puso de nuevo en el tapete el pasado 26 de enero pasado, con la decisión de la Justicia chilena de investigar 726 casos de violaciones a los derechos humanos hasta ahora desconocidos, entre los que se encuentra el del exmandatario.

Taufic, periodista desde 1958 y autor de varios "best sellers", es consciente de que su versión sobre este controvertido episodio de la historia reciente de Chile puede causar revuelo, aunque está seguro de que la investigación judicial en curso "sacará a la luz la verdad" y pondrá fin a algunas "versiones absurdas de asesinato" que circulan sobre el caso.

Su libro «Chile en la Hoguera. Instantánea del Golpe Militar, editado en Buenos Aires en febrero de 1974, está considerado el primero relato global sin censura publicado sobre el tema a nivel mundial. EFE

domingo, 6 de febrero de 2011

La teoría de las ventanas rotas

En 1969, en la Universidad de Stanford, California, el profesor Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York, y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser desvalijado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

No se trata de pobreza. Evidentemente, es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.

Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'esas pequeñas faltas' como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes.

La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que, ante el descuido y el desorden, crecen muchos males sociales y se degenera el entorno.

Tan solo vea un ejemplo en casa: si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizá algún día llegarán a caer en prisión.

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de nuestra sociedad: La falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción a todos los niveles, la falta de educación y de formación de cultura urbana y la falta de oportunidades, han generado --o degenerado-- un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.
Aunque no tengo la solución al problema, he comenzado, sin embargo, a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar los hábitos alimenticios de mi familia, les he pedido a todos los miembros de la familia que evitemos decir malas palabras delante de nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras pequeñas. P porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es una mentira y punto. Hemos acordado aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una buena dosis de educación a nuestros hijos. También hemos comenzado a mantener muy limpia y ordenada nuestra casa, con especial cuidado en el frente exterior. Con esto y con la ayuda de Dios espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal. He soñado que los míos algún día repitan esto el día de mañana, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean algún día, una nueva ciudad y un nuevo país sin ventanas rotas.

viernes, 4 de febrero de 2011

Chersky, el reino blanco

Pequeña capilla de la Estación Científica del Noreste, próxima a Chersky, ciudad siberiana que pasa ocho meses al año sepultada bajo la nieve y el hielo, y que alguna vez albergó prisiones del Gulag, donde eran encerrados los enemigos del Kremlin. AP Photo/Arthur Max

CHERSKY, Rusia (AP) - Imagine un pueblo inaccesible por carretera, sepultado bajo hielo y nieve durante ocho meses del año, incapaz de mantener una sala de cine y sin automóviles suficientes como para necesitar una sola luz de tránsito o siquiera un cartel para detenerse.

Chersky es el símbolo del aislamiento o, en términos estalinistas, del exilio.

Este rincón implacable en el nordeste de Siberia, donde las temperaturas invernales suelen caer a unos 50 grados centígrados bajo cero (unos 60 F bajo cero), en el pasado formó parte del Gulag, la red de prisiones para los enemigos del Kremlin.

El pueblo ha perdido más de la mitad de sus 12.000 habitantes en los tiempos difíciles que sucedieron al desplome de la Unión Soviética en 1991. Muchos de quienes se quedaron aseguran que se irían de poder hacerlo.

"No tenemos empleos que ofrecer a nuestro pueblo", se lamenta el alcalde, Ivan Suzdalov.

El muelle del río Kolyma, otrora punto de embarque para los suministros a las minas de oro de Siberia, tenía 1.200 trabajadores en la era soviética. Ahora emplea a 62, según dice.


La situación de Chersky se repite en lo que los rusos llaman el Extremo Norte, la zona frígida por encima del círculo polar ártico. Por lo menos 2,1 millones de personas, o el 18% de la población, se han ido desde 1990, según el Servicio Federal de Estadísticas.

La cifra no ha sido mayor debido a que los precios crecientes del petróleo y otros recursos naturales han atraído nueva mano de obra a empleos bien pagos. Unos diez millones y medio viven todavía en la amplia franja helada que se extiende por el norte de Rusia desde la frontera con Finlandia hasta el Océano Pacífico.

Para la mayoría, trasladarse al sur donde los costos de la vivienda son elevados es imposible. Una ley que entró en vigencia el 1 de enero asigna 7.000 millones de rublos (228 millones de dólares) en subsidios a la compra de propiedades en climas más templados. Más de 200.000 personas se han inscrito, según el Parlamento ruso.

Sin embargo, los críticos dicen que la compensación es inadecuada y que los procedimientos de selección carecen de transparencia.

Una familia promedio recibiría 1,9 millón de rublos (62.000 dólares), suficientes para comprar un departamento diminuto en una ciudad chica, pero nada en Moscú.


Los 5.000 habitantes de Chersky viven en la misma frontera de la naturaleza. Están a 6.600 kilómetros (4.000 millas) y ocho husos horarios de Moscú, y a cuatro horas y media de vuelo de jet de la ciudad más cercana, Yakutsk. Al norte se extiende el Mar Oriental Siberiano y está rodeada de tundra helada, montañas sin vegetación, lagos, matorrales y bosques de alerces. Sólo es accesible por aire y por mar en el verano.

Durante algunos meses en el invierno, cuando los ríos helados se convierten en caminos, los camiones hacen largos viajes de una semana desde Yakutsk para traer suministros esenciales.

Una aerolínea regional ofrece dos vuelos semanales desde Yakutsk con aviones con capacidad para 30 pasajeros. La carga se coloca detrás de la cabina y ocupa las primeras hileras de asientos.

"Aquí no vivimos nos limitamos a sobrevivir", afirma Ksenia Grigorova, de 25 años, que trabaja en un jardín de infantes. "Es imposible vivir aquí. Tenemos que irnos".

Edificios abandonados dan una imagen decepcionante al pueblo. Algunos quedaron vacíos cuando se redujo la población. Pero el calentamiento global también ha tenido su impacto.

La antigua escuela secundaria fue evacuada hace dos años después que el suelo se descongeló tanto durante el verano que se resquebrajaron las paredes.

Sin embargo, algunos ciudadanos de Chersky se enorgullecen de soportar las inclemencias de su vida en el Artico, y celebran la belleza insondable del invierno blanco con la súbita eclosión de verde durante el breve verano. Muchos de ellos ostentan las características faciales asiáticas de los nativos en el nordeste de Rusia, incluso tribus indígenas.

Los soviéticos estimularon la colonización de las vastas superficies siberianas para desarrollar recursos minerales, urbanizar y "sovietizar" las tribus, y establecer una presencia durante el enfrentamiento de la Guerra Fría con la alianza occidental de la OTAN. Rusia tiene casi el doble de la superficie de Estados Unidos, pero menos de la mitad de su población.

Chersky, nombrada por el explorador polaco Jan Czerski, del siglo XIX, estuvo cerrada a los extranjeros hasta 1991. Debido a su situación remota y fronteras sin custodia, Rusia la sigue considerando zona militar para ingresar a la cual los visitantes, incluso rusos, necesitan autorización.
El régimen estalinista envió a cientos de prisioneros al puerto de Zelyony Mys en las afueras de Chersky y a Ambarchik, un campamento de trabajos forzados en las cercanías. El historiador local Zoya Rubik la califica como "una época que representa las páginas más negras de nuestra historia".

Vivir aquí no es sólo duro sino también costoso. El pan cuesta 40 rublos (1,30 dólar) la hogaza, dos o tres veces más que en Moscú. El viaje de ida a Yakutsk cuesta unos 560 dólares, más de un mes de salario para la mayoría de los trabajadores.

"Aquí no hay nada que hacer, ya sea para los niños o para los adultos. Sólo es familia y trabajo", dijo Sardana Golubchikova, empleada en el departamento de educación.

Los jóvenes no parecen deprimidos. Los adolescentes se enorgullecen del estilo de sus ropas y usan desde tacos altos hasta pantalones vaqueros. Todos tienen un teléfono celular.

Pero el futuro ofrece muy poco a la juventud. "Muy pocos chicos se quedan después de graduarse", dijo la secretaria de la escuela Yelena Kuznetsova. "Los padres están ansiosos por sacarlos de aquí para inscribirlos en la universidad".